miércoles, 31 de octubre de 2007

«Estoy probando administrar el país desde mi guitarra».


-¿Cuál es el objetivo de la gira que lo trajo a Santa Cruz?
-Ha sido tedioso convencer al Viceministerio de Transparencia y Lucha contra la Corrupción que el canto popular es un instumento útil para difundir el plan que ellos están llevando adelante para luchar contra la corrupción.
-¿Y cuál es su objetivo personal en esta campaña?
-Que de cada concierto salgan diez o veinte personas con el propósito de luchar contra la corrupción, es ganancia.
-¿Cuántos temas hizo para éstas presentaciones?
-El tema central es El vals de los corruptos. Es una canción en la que ponemos a los corruptos de frente y de perfil, para que la gente los recuerde, pero no sólo para que los repudie, sino para que cuando hablen con sus niños los tomen como ejemplos de corrupción. Eso sirve para decir que el plan nacional de transparencia y lucha contra la corrupción es serio y quiere aprobar la ley Marcelo Quiroga Santa Cruz de investigación de fortunas.
-¿Cómo enlaza el canto popular y la política?
-Nunca pertenecí a algún partido político ni a un equipo de fútbol, porque los artistas tenemos un chip de anarquistas, no obedecemos las reglas establecidas, y cuando tenemos la capacidad de seducir con nuestra música, intentamos que aplaudan de derecha y de izquierda, los ricos y los pobres. Cuando eligieron presidente a Evo, yo no voté por él, voté por mí mismo, para ponerme a prueba si puedo administrar el país desde mi guitarra. Hace un año ilusionados hicimos una gira hablando de la Constituyente.
-¿Qué opina ahora?
-Tengo la esperanza de que la Constituyente se salve, pero soy pesimista por la incapacidad de algunos constituyentes, como Silvia Lazarte, que no pudo controlar la vorágine que se desató allí.
-¿Hay que pagar un precio por ser bolivianos?
-¿Cómo pudimos vivir con militares como García Meza y Hugo Banzer, que tenía un yerno de prefecto de La Paz?. ¿Cómo vivimos en democracia con un gobernante como Jaime Paz, que fue “narcovinculado”, eso es vergonzoso. Creo que en este tiempo de ‘cambio’, la capacidad del Presidente Morales no alcanza para atender el tamaño de los problemas del país.
-¿Cuál es el precio que ha pagado por ser boliviano?
-Yo vengo de una familia humilde, a pesar de mi apellido. Mi padre fue artesano de zapatos, mi madre supo educar bien a diez hijos. En dictaduras, un cantor de protesta era como una sarna contagiosa. Con Banzer estuve preso y luego en la clandestinidad, con García Meza salí del país, ése es el precio que pagué por ser boliviano...
Darwin Pinto
publicado en El Deber Santa Cruz 30 de Octubre del 2007